Todo empezó cuando el topo asomó la cabeza por su madriguera y le cayó aquello gordo, marrón, que se parecía a una salchicha. De mal humor, se dispuso a buscar al culpable. ¿Pudo hacerlo una paloma? ¿Tal vez una vaca? ¿Encontrará el topo finalmente a quién lo hizo?
Un entrañable cuento sobre el valor de la amistad. El lobo no contaba es que la ovejita le había cogido cariño por ayudarle tanto. Y lo peor: ¡que el también quería a la ovejita! ¿Hará el lobo al final ese guiso de oveja con el que tanto sueña? ¿Qué pasará con esta ovejita que vino a cenar?